Lost in Translation

o que hay en el interior de la Caja del Diablo

viernes, enero 05, 2007

el camino


Soy un chico autovía. Navego por autovías, conduzco por autovías, recorro autovías, desfilo por autovías, patino sobre autovías...


Todavía me resulta familiar y lejano a la vez cuando siendo pequeños mi padre nos llevaba en el seat 127 verde desde Elda hasta el campo de mis tíos en Elche y recorríamos carreteras (hoy llamadas secundarias o nacionales), o aquella vez que fuímos hasta Galicia, previa parada en casa de una tía de mi padre en Madrid, conduciendo toda la noche por carretera...


Pero ya no: soy un chico autovía... Ahora salgo de MI propia casa, y en menos de dos minutos estoy en una autovía que a su vez desemboca en otra que a su vez cruza otra que me lleva hasta Elche... Y allí solo tengo que circunvalar la ciudad para llegar al centro de menores. Y la vuelta más de lo mismo: salgo del centro, circunvalo, me introduzco en autovías amplias, anchas, que van a otras autovías amplias, anchas y, tachán, a la puerta de mi casa...


(a veces echo de menos aquellas carreteras que te llevan a sitios desconocidos, esos caminos estrechos en los que te sientes perdido, esos atajos que nunca lo son y no sabes a que punto nuevo de tu vida te van a llevar. La verdad, eran más excitantes que estas nuevas, modernas y cómodas autovías que siempre me llevan a los mismos puntos de mi vida. La eterna duda: estabilidad o movilidad, tranquilidad o excitación...)


Me gusta conducir...