¿Me quieres?

Siempre me había chirriado oír apelativos cariñosos, incluso algunos por cursis u horteras me causaban repugnancia, pero, aunque no me reconocía, sentí que era un vínculo que me unía a ella. Observé los labios de Sandra haciéndome una pregunta.

- ¿Me quieres?

- ¿Y tú a mí?

- Yo sí. ¿Y tú?

El móvil de Sandra sonó o el taxista puso la radio, íbamos por Gran Vía o por Alonso Martínez y los bulevares hasta Princesa, no recuerdo bien, y no pude responderle, o no quise.

"El libro que Sandra Gavrilich quería que le escribiera". Pedro Maestre.